18 de agosto de 2015

Noche de Rocío

La amarga lluvia cae sobre mis rostro, me calma la sed pero no el hambre. Me elevo a los cielos, para poder comer. Mi boca se alza para poder probar la fruta que se encuentra a mi alcance. Mis manos, mis dedos se introducen más en el árbol. La noche y el rocío han humedecido los frutos, mis dedos se empapan con cada contacto que tengo del árbol, las gotas caen despacio por todo mi brazo, hasta que al final caen al suelo. El sabor de la fruta, llega a mis labios, humedeciéndolos. La fruta está en perfecto estado, pero su sabor, es único, algo que solo yo puedo probar. Otra noche más, donde dormir en la pradera, donde se encuentra el árbol del fruto de los sabores.

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