15 de noviembre de 2015

Una vida contigo

Recuerdo la cama en la que dormimos, las sábanas de franela en pleno Agosto, pero a nosotros nunca nos importó, hasta que llegaba mas de media noche. Cerramos los ojos pero aún seguíamos despiertos, soñando despiertos. No había ruido, mas allá de las cuatro paredes en donde nos encontramos, si acaso el goteo de las cañerías de esta casa en la que más de una historia tiene.
Pero ahora es nuestra historia, ahora nos toca a nosotros crearla y mas adelante contarla, como la estoy contando yo, desde el principio.
Con el dulce aroma y la suavidad de tu pelo, me llegaba la hora de dormir, sin antes pasar por la calidez y el tacto de tu cuerpo desnudo, ante mi. Me mirabas, aún con los ojos cerrados, sentía que me mirabas dentro de mi, nuestros cuerpos se mezclan entre las sabanas de franela, en ese colchón de 4x4 pero este no tiene ruedas, las marchas las ponemos nosotros.
Las noches pasaban, rápidas, pero yo seguía (y sigo) escuchando el hermoso, replique de tu cuerpo, el de tu corazón, con cada beso y abrazo, y suena mejor que cualquier campana y sonido del mundo.

Contigo, soñé, sueño y soñaré el mejor de los descansos, el mejor sueño, que es mi vida contigo.
Desde esas noches, desde aquella noche, donde tu dormías y yo te miraba sin poder dormir, descubrí en mi pecho, que tu serías y serás la que me de calor en mis días mas fríos, me de cobijo cuando no tenga sitio, y serás la que me arrope todas las noches de mi vida, que hoy comienza, que esa noche comenzó contigo.

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