22 de junio de 2015

Verano

El día comienza a decaer, levanta la mirada y ve el cielo anaranjado. Los pájaros vuelven a sus nidos, sin embargo una paloma aún queda en el parque por el que pasea, picotea pequeños trozos de pan. Algo que le sorprende, aún hoy en día hay gente que sigue tirando comida a las palomas, tal vez hayan sido los vecinos y niños de la zona. El verano va pasando cada vez mas rápido, la brisa de verano deja paso a un viento más frío. No le extraña cuando, lo que lleva puesta consiste en un túnica larga que le cubre hasta los pies y una bufanda que le tapa toda la boca. El café. Ese café de media-tarde es lo único que le calienta esas gélidas manos y el sabor amargo del café le hace olvidar lo que antaño era el sabor dulce de la vida, también ha olvidado lo que es una palabra dulce.

En ese banco que ahora se sienta, un hombre canoso, con un bastón y bastante mayor se sienta a su lado - "Ya no es verano"- le dice mientras le da el último trago a su café amargo. El hombre le ofrece la mano y con una ligera sonrisa le contesta - "No, aún no es la hora". El hombre se recuesta en el asiento y apoya sus ya viejos huesos en el respaldo del banco y sus cansados ojos, comienzan a cerrarse poco a poco - " El verano se acaba, ya no es lo mismo " - volvió a decir. Ya no era lo mismo era cierto, después de todo ya había vivido muchos años y el mismo conocía las diferentes estaciones de todos estos años atrás. -" Ya me he hecho viejo, mis huesos ahora me pesan, aún recuerdo mis primaveras, mis días y cada uno de ellos, los he disfrutado " - volvió a decir.

-"Cuénteme su recuerdo más feliz, por favor"- le dijo sin ni siquiera mirarle a la cara
-"¿Tan solo puedo uno?" - Le pregunto con un tono cabizbajo - " He tenido una larga vida, creo que no tengo tanto tiempo para poder contarte, todos y cada uno de ellos"
-"Si es así, recuérdelos cada uno de ellos, con la alegría de aquellos momentos que ha vivido, no hace falta que me diga una palabra"

El rostro de aquella persona, dejó de tener canas, volvía a ser joven, tal vez este recordando aquel y único amor , sus bailes con aquellos amigos, sus propias historias. Ahora pareciese que no estuviese ni si quiera en ese banco, tal vez en aquellos recuerdos mas felices de toda una vida. Cerró los ojos por completo.

-"Es hora, ¿verdad? - Una sonrisa se esbozo en aquellos arrugados labios, y esta vez, volvió a tender la mano.
-"Si, es hora, el verano se ha acabado y con ellos tu invierno ha comenzado. Es hora".

Sus dedos fríos, tocaron aquellos cálidos dedos de aquel hombre canoso. Su verano terminó, pero no su viaje. Y en aquel banco, llegó el anochecer.



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