18 de junio de 2015

- Alicia en el País de las Maravillas-

Es de madrugada, el rocío de la noche humedece el ambiente. Tus pasos resuenan en las calles vacías, no se oye nada de lejos, ni siquiera a los gatos maullando, tan solo el sonido de tus botas pisando las hojas caídas y, ahora húmedas. El olor del tabaco no te deja percibir ningún otro olor diferente. Te paras un segundo mientras tus dedos vuelve a tus labios y disfrutas de esa ultima calada, ya solo queda el filtro. En la noche, tan solo escuchas el latido de tu corazón y con cada paso que das el ritmo se acelera, mientras te acercas a ese pasillo de cemento que lleva al porche de esa casa. Miras a tu alrededor, tan solo ves un césped mal cuidado y con mucha mala hierba, como lo que te esperas dentro. Una mala hierba que debe de ser cortada

Tus piernas sienten ahora el peso de todo un mundo, de toda la puñetera gravedad de la Tierra. Te encuentras a escasos pasos de subir las escaleras del porche. Todo se vuelve tranquilo por un segundo, tu corazón deja de latir y no respiras por un segundo, ante lo que allí ves. Nada. Ninguna luz esta encendida, no hay nadie. Tu Pesadilla se ha convertido en un Sueño...

Un hilo de humo te llega a tu nariz, sabes que tabaco es, es un tabaco muy muy fuerte. Cuando tus ojos se acostumbran a la oscuridad ves no muy lejos de ti el fuego del cigarro.
Cierras los ojos y como en el país de Alicia, un gusano se te acerca fumando, sabes que esta ahí y más cuando te golpea con esa pipa tan característica

El gusano es tan grande que te rodea con su patas. Pero después de todo, ¿por qué habría que tener miedo de un gusano? Solo hay que aplastarlo. Estas botas mojadas, ya saben lo que es pisar bichos asquerosos, tan solo es hora de uno mas.

Pisas sus pequeños pies, y ya no sientes que el cuerpo del gusano te rodee. Tan solo pisas y pisas, como cualquier bicho, cucaracha que verías. Hasta que tus botas vuelven a notar la humedad del rocío, de una casa con más grietas de las que recuerdas.

En ese momento, vuelves a salir a la calle, esta vez llueve. La lluvia cae sobre tu rostro, sobre tus mejillas. Y vuelves a andar, por un camino distinto, pero con un nuevo cigarrillo en tus dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario